En septiembre del 1805 un Alicantino llamado Francisco Javier Balmis, que fue un médico, militar, español y cirujano, hizo una expedición filantrópica
donde dio la vuelta al mundo y duró desde 1803 hasta 1814. Su objetivo era que la vacuna de la viruela alcanzase todos los rincones del por entonces Imperio español, ya
que la alta mortalidad del virus estaba ocasionando la muerte de miles de niños.
Llevaba a 22 niños huérfanos (de entre 8 y 10 años) que
habían sido inyectados con la vacuna aún viva en su cuerpo. Balmis viajaba con
médicos asistentes, prácticos, enfermeras y la rectora del orfanato Casa de Expósitos Isabel López de Gandalia.
La
misión consiguió llevar la vacuna hasta las islas Canarias, Venezuela,
Colombia, Ecuador, Perú, México, Las Filipinas y China. Balmis en su vuelta
también consiguió que en la isla de Santa Elena tomasen la vacuna.
Edward
Jenner, el descubridor de la vacuna se sintió muy orgulloso y decía que era un gran
ejemplo de filantropía.
